miércoles, 15 de septiembre de 2010

recors


Records
Los récords del mundo de atletismo masculino son reconocidos oficialmente por la IAAF desde 1912. Antes de esa fecha, las marcas de los atletas eran establecidas sin ninguna garantía de cumplimiento de una normativa unificada, y sin reglamentos específicos para cada prueba. La primera lista de records se publica por primera vez en 1914 y está integrada por 53 records de carreras a pie, 30 records de marcha y 12 records de concursos. En 1936, los resultados de las mujeres se transmiten a su vez por la IAAF. Estos se regían anteriormente por la FSFI, una federación de mujeres autónoma. Desde 1987, la Federación Internacional de Atletismo tiene en cuenta las pruebas disputadas en sala. En la actualidad, casi una cincuentena de pruebas atléticas (incluyendo 22 para las mujeres) están reconocidas a nivel mundial, continental o nacional. Las pruebas que no son reconocidas se consideran como «mejores marcas».
La aprobación, denominada técnicamente homologación, de un récord está sujeta al cumplimiento de una serie de normas. Este registro debe ser establecido durante una reunión o un evento inscrito en el calendario previsto y respetar las reglas de la Federación Internacional. Las carreras se cronometran de forma electrónica y el viento que pueden favorecer u oponerse a los corredores teniéndose en en cuenta para su validez. El límite de viento es de 2 m positivos (es decir, en la dirección de la carrera) por segundo. También se requiere para su homologación la realización de un control antidoping posteriormente a la realización de la marca. La demanda de homologación se realizará dentro de los treinta días siguientes a la celebración de la prueba por la federación miembro de la IAAF en representación del país donde se estableció la marca.
Los organizadores de las reuniones utilizan a menudo lo que se llama una «liebre» en las carreras de fondo. Estos atletas deben dar a la carrera un ritmo suficiente y cumplir con los tiempos de paso previamente definidos, para permitir a los campeones batir su récord. En este caso, las «liebres» reciben bonos de rendimiento. En 1997, en una reunión en Roma, el keniano William Tanui ganó la suma de 15.000 dólares por haber participado en el récord mundial de la milla como una «liebre».[99]
Límites

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Los récords mundiales han cambiado considerablemente durante el siglo XX, especialmente en los años 1920 y en la década de 1950. Con los avances tecnológicos, la evolución de los materiales, la mejora de los métodos de formación, y con la ayuda del dopaje, el rendimiento deportivo han aumentado, sobre todo desde 1970. Desde hace varios años, los nuevos récords mundiales en el atletismo son menos numerosos a pesar de la mejora de los métodos de entrenamiento y de los métodos de reclutamiento de los atletas. Según los estudios, los límites fisiológicos de la especie humana serían alcanzados en una generación, o sea en el 2027[100] Así, algunos récords mundiales como los 100 m femeninos en poder de la estadounidense Florence Griffith-Joyner desde 1988 (10s 49) parecen hoy día inaalcanzables. Entre los hombres, los límites de la capacidad fisiológica humana estaría alrededor del 9 s 67.[101]
En 2009, durante la final de 100 metros del Campeonato del Mundo de Berlín, el jamaicano Usain Bolt tocó con la mano esta barrera, estableciendo un nuevo récord mundial, con un tiempo de 9 s 58, con un viento favorable pequeño
Dopaje
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La velocista estadounidense Marion Jones admitió en 2007 haber recurrido el dopaje.
El dopaje en el atletismo es un fenómeno antiguo. El primer caso registrado data de principios del siglo XX en la maratón olímpica de 1904, donde el estadounidense Thomas Hicks se benefició de una inyección de estricnina puesta por su entrenador en un desfallecimiento durante la carrera. Esta práctica no suscitó ninguna indignación y después la utilización de drogas en el deporte estaba bien considerada. En 1941 en Basilea, el extraño comportamiento de tres corredores después de un cross puso de relieve el problema de la toma de anfetaminas para mejorar el esfuerzo y la resistencia.[102] En los Juegos de Londres de 1948, el entusiasmo y el nerviosismo de Emil Zátopek después de su llegada victoriosa en los 10000 m hizo pensar a los expertos en la toma de esa sustancia. En la década de 1950, los rumores indicaban un dopaje organizado con esteroides anabólicos de los atletas soviéticos, y luego de los estadounidenses[103] Además, el fondista finlandés Lasse Virén fue objeto de rumores en lo concerniente a la autrotransfusion, técnica utilizada para mejorar la oxigenación del organismo.[104]
Los años 1970 y 1980 están marcados por el dopaje de Estado, especialmente el de los deportistas de la Alemania Oriental. Durante este período, las mujeres atletas de la RDA dominaron el mundo del atletismo. Las sospechas de dopaje que existen se apoyan en las declaraciones de los pocos atletas que continuaron con éxitos después de pasarse a Occidente, como Renate Neufeld en 1977. Desde la caída del Muro de Berlín, numerosos velocistas han denunciado este dopaje institucionalizado.[105] Así, Inés Geipel pidió en el 2005 a la federación alemana que retirase sus récords y sus marcas.[106] Además, muchas atletas germánicas víctimas de «embarazo de Estado», hace unos años se expresaron abiertamente. Al igual que las gimnastas, estas atletas habrían sido inducidas a quedar embarazadas para aprovechar las ventaja de los efectos fisiológicos relacionados con el embarazo.[107] Los corredores de larga distancia también dieron positivo durante este período, incluyendo los maratonianos sospechosos de tomar esteroides. En 1993, los esteroides fueron considerados por los expertos como la causa de la muerte de los atletas Detlef Gerstenberg y Uwe Beyer.[108] Desde 1990, el dopaje institucionalizado en la República Democrática Alemana ha quedado demostrado, y las marcas de algunos atletas han sido puestas en discusión.[109]
El dopaje está considerado desde entonces como una trampa y se castiga como tal. Se pusieron en marcha controles antidopaje para tratar de detener un fenómeno que el atletismo nacional e internacional considera como un azote tanto para la imagen de las distintas disciplinas como para la salud de los atletas. La IAAF participa multiplicando los controles y el seguimiento de los atletas. También está adherida al código de la Agencia mundial antidopage.[110]
Varios atletas de alto nivel se han visto implicados en casos de dopaje. Por ejemplo, el velocista canadiense Ben Johnson, después de una victoria y un récord mundial en los 100 m en los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl, se vio despojado de su título y su récord por dopaje. Después de su suspensión, dio positivo de nuevo en 1993[111] y, finalmente, fue suspendido de por vida. En 2004 se descubrió el escándalo de los laboratorios farmacéuticos Balco.[112] Durante años, proporcionaba a los deportistas sustancias prohibidas, incluyendo THG, un esteroide anabólico indetectable.[113] Tras la investigación, Víctor Conte, el director del laboratorio, dio los nombres de grandes campeones, como Tim Montgomery, Dwain Chambers o Marion Jones. Esta última termina en octubre de 2007 con varios años de sospechas y rumores al admitir haber recurrido al dopaje.[114] ·[115] Fue sentenciada a seis meses de prisión en enero de 2008 por perjurio[116] Otras figuras destacadas en el atletismo han sido también sancionados por la IAAF en los últimos años por dopaje. Se puede citar el caso de la velocista Justin Gatlin[117] o el de los corredores de fondo Hezekiél Sepeng y Süreyya Ayhan.
Economía

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